Un referente y un ejemplo
08.07.2016 13:52Nacer en una familia donde la mayoría de sus componentes nadan puede suponer un alto riesgo de acabar nadando. De hecho Vanesa López ha estado la mayor parte de su vida en el alto rendimiento en natación, “hasta que llega una edad en que lo dejas, pero trabajas en ello también”. Hoy esta en el alto rendimiento “master” por afición y placer, precisamente es eso le hizo elegir natación de pequeña, aparte de tener ese “don” que hace que nade bien.
El deporte también es su profesión. Entrenadora en sala y entrenadora personal, trabaja mañana y tarde componiendo una planificación en la que los huecos se ocupan con el propio entrenamiento. Vanesa López se ha hecho “intentando llegar a objetivos, marcando metas e intentando llegar yo misma”. Compaginar esto supone mucho tiempo, ha “echado muchas horas, no hay fines de semana, no hay día fijo para el descanso, no es una semana de lunes a viernes y descanso el fin de semana. Es como te viene el día, lo intento planificar pero tengo que tener mucha flexibilidad. Si consigo hacer la planificación ¡genial!, si no, lo que salga”.
El día de nuestra entrevista tenia como objetivo cruzar el estrecho a nado, en eso dedicaba tres horas a la semana en el agua, además de tiempo en sala para tonificar y fortalecer y un día a la semana salir a correr. “Siempre un día de descanso y el resto dependiendo del trabajo”.
López defiende la natación como uno de los mejores deportes que hay, a nivel físico “el menos lesivo, el más completo”. Además favorece la concentración, facilita “una capacidad de concentración increíble. Estoy en el agua y es mi momento reflexivo del día”. Como persona le ha hecho ser consciente y estar orgullosa de conseguir por méritos propios todo. Tanto en el trabajo como en el deporte. “quitando el periodo de enseñanza, lo demás ha sido desde el voy descubriendo y voy estudiando…”.
Nadar esta tan metido en su vida que “un día que no voy me entra ansiedad. Es una manera de desestresarme. Lo necesito. Dicen que es la mejor medicina para los dolores de espalda. A mi me quita los dolores de espalda, de cabeza, la depresión, todo”. “Antes era muy dada a tirar la toalla. Ahora sé que siempre hay una solución”. En los momentos en los que esa solución no sale, se da tiempo. Si Vanesa López esta bloqueada se va a nadar, “nadando fluye. Puedo estar una hora sin pensar y de repente me viene una solución”.
Como monitora, entrenadora, defiende la preparación técnica unida a la pasión por lo que enseña. Observar que la gente que llega a aprender a nadar acaba “enganchada” a la natación; o triatletas muy buenos en bicicleta o en carrera pero que odian nadar acaben disfrutando de nadar, es para ella un valor. “Llevo quince años trabajando todos los días y apenas he repetido un entreno. Me fijo en la gente, en qué le viene mejor. Eso lo notan y hace que me sigan buscando como entrenadora”. Como persona, el ser reconocida no solo por lo méritos en el trabajo, sino también por sus méritos como deportista es una satisfacción. Si además mayores y menores ven lo que haces, ven el esfuerzo y te toman como ejemplo a seguir, eso “para mi es algo grande”.
Hubiese sido genial que su travesía del estrecho hubiese tenido más repercusión en los medios. Un reto solidario en el que las deportistas aportan fondos destinados a la construcción de una escuela en la India. El mismo reto que además lleva alimentos para el pueblo saharaui y compartido por otras mujeres nadadoras como María Pujol, que unos meses antes lo presentaba junto a la Delegada de deportes del ayuntamiento de Sevilla, y al Delegado de Andalucía en esa provincia. Unas brazadas que hacia junto a la motrileña María Principal. En su caso hubo repercusión mediática, mayormente “en clave” de Sevilla. Esto no se produjo en el caso de López. Cinco horas y veinticinco minutos emplearon Pujol y Principal. Tres horas y cuarenta minutos empleo Vanesa López. Una gesta de unos veinte kilómetros donde no hay lugar al aburrimiento; un tiempo para estar pendiente de lo que se ve en el mar, de lo que se hace y de quienes nos acompañan. Una historia para pensar.