Touché

23.05.2016 02:09

Cuantos libros, películas e historias nos vienen al imaginario cuando pensamos en un desafío armado. Troya, los gladiadores, el cine de aventuras e intriga, los videojuegos, o la misma política enfrentado a Deffere y Ribière a “capa y espada”. La esgrima tiene raíces en el conflicto pero también en la diversión. En el club de Esgrima de Maracena nos reunimos con Carmen Gutierrez, maestra de armas, Mª Carmen Llanos deportista veterana y Margarita Medina recién incorporada a las armas.

Mª Carmen hace trece años llegó desde Argentina, nos dice que desde pequeña le gustaba la esgrima, pero no pudo practicarla. Al poco de llegar a Granada se le presentó la oportunidad de entrar en el club de esgrima, la aprovechó y desde entonces, salvo el periodo de embarazo se mantiene en lides de sable. Ha estado en campeonatos de Andalucía y en la categoría de veteranas ha sido tercera en nacional y segunda en Andalucía.

Margarita lleva unos meses, llego a Granada para estudiar y aquí conoce la esgrima. Carmen es su maestra. En el caso de Carmen, estuvo en el equipo nacional y hace cinco años dejó la competición por imposibilidad de compaginarla con sus estudios. Estar de maestra de armas es una oportunidad de mantenerse en contacto con esta disciplina, aunque su puesto apenas le deja tiempo para su propio entrenamiento. Ninguna ve fácil dedicarle más tiempo a la esgrima. Sin patrocinio alguno, con precariedad laboral, han tenido que dejar la competición. No es frecuente que este deporte salga en los medios, a pesar de contar con buenas tiradoras y tiradores en campeonatos del mundo. Citan a Araceli Navarro, a Yulen y a Manuel Pereira, a Pau Rosello.

En la esgrima pueden competir personas de edades diferentes, de diecinueve años con otra de cincuenta y uno, delgadas y gruesas, chicos y chicas, en competiciones por género pero igualadas en tiempos o “tocados”. Más que físico, que también,  este deporte es de estratégia, de atención, de pensar. Cada persona con la que se compite abre un mundo totalmente diferente. Se consigue flexibilidad. “Es un deporte seguro” y ponen en valor el honor. Hablar de honor con una espada nos lleva a la idea de duelo, al código de honor en los retos y al de honor de caballeros.  Lo que me lleva a preguntarles ¿qué quieren decir con honor?, 

Honor se entiende como "respeto a la otra persona, juego limpio". A pesar de que están con armas, saben que van a tocar con suavidad, "sin ir a hacer daño. El honor es "ver que tu oponente va a caer y parar, preferir perder un punto antes de que se haga daño". El honor es "poner primero la persona antes de lo que hacemos". Un concepto mucho más deportivo que lo que ha podido ser en la historia. La esgrima es un deporte de combate, tiene sus reglas diferenciadas según el arma, la sangre se ha sustituido por un sensor y se puntúa tocando a la contrincante. Lo que genera disfrute es el tiempo de confrontación entre las estrategias que se desarrollan. Como en el ajedrez “mate”, tocar al otro significa haber anticipado y tomado las mejores decisiones frente a tu oponente. 

Casi invisible hoy, estamos en un deporte unido al origen del olimpismo. En 1924 se incorpora la categoría femenina de esgrima en los deportes olímpicos, y no porque no lo practicaran las mujeres,  ya en el s XV se reseña su práctica por Ana de Mendoza, sino que el modelo olímpico moderno, de inspiración en la Grecia del VIII a.C., desde 1896 no las habia tenido en cuenta. Pero esto es otra historia.