En el día a día se forjan y aprenden los valores del deporte.

25.02.2016 03:04

Conocía a Elena María García cuando tenía unos ojos enormes a ras de un flequillo rubio. Antes de que empezase con los cursillos de aprendizaje de la natación y de que, ella y su familia, viviesen una vida contra reloj. Organizarse, recogerla del colegio, irse a nadar, estudiar y volver a entrenar otra vez.

Organización y competición. Lucha contra el reloj y contra quien tienes al lado. Disciplina y amistad. Hay a quien le gusta nadar y entrenar pero no sentir la presión por mejorar. Querer mejorar en todo, ser mejor en el día a día y no solo en el éxito de una competición. Aunque fracases en una prueba, “ser mejor por saberse mejor en los retos que te marcas”.

Conocía a Elena María en la época de María Peláez, aunque no haya sido su referente. Elena compartía con otras su pasión por el agua; otras que son amigas, que han nadado juntas, con ellas ha estudiado, ido al cine, se han divertido y compartido tantas “primeras veces”. Un día a día en que la constancia, no la inmediatez, ha ido haciendo posible las capacidades, las ganas, transformando el deporte en una “medicina física y mental”. 

Licenciada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, y con una maestría en natación, su vida profesional no será la deportiva. Deja la natación en 2012 y tiene sus hijos. Pero esto no marca el final de esta historia.  

Una vida practicando deporte trasciende a una carrera deportiva.  El deporte es parte de Elena Maria García y va a seguir con ella. La historia no acaba con la retirada de la competición, se forma en cada reto, en cada objetivo de entrenamiento, en la construcción de ese espacio personal, de paz y desconexión, donde recomponerse y avanzar. En febrero de 2015 salio a correr y saltó de nuevo al agua. A final de ese año gana el circuito provincial de travesías a nado. Su mayor victoria ha sido conseguir entrenar, competir y estar en el día a día de una madre trabajadora.

¿Qué hace una velocista “de 50” en larga distancia?. Es un reto y otra forma de sentir en el agua. Pasar del estrés del sprint a tener tiempo para pensar. Nadar en aguas abiertas le permite compartir con la naturaleza momentos de gran belleza, como "cuando llueve y nadas contemplando el arco iris en la playa", es solo un ejemplo. Ahora valora de otra manera la larga distancia, 5000m antes podría verlos aburrido, hoy son más metros para disfrutar del agua. "Piensas en el día a día, en las cosas que tienes que hacer, organizarte, pero lo miras desde otro punto de vista, no desde lo imperioso sino que tienes 1500 m para pensar en un medio en que disfrutas". La lucha contra el crono esta en conseguir tiempo para entrenar, y lo consigue.

A Elena María García la vida la empuja en cada brazada. Ha podido con cosas difíciles y puede con esto. Ella se crece en aguas  revueltas . Su objetivo : "Seguir entrenando, disfrutando con lo que le gusta en el tiempo que tiene. Disfrutar de sus hijos y, a largo plazo, entrenar a la par que ellos como compañera".

Foto y entrevista JLRaña